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Entre enero y febrero, coincidiendo con la floración de los almendros, la isla de Mallorca adquiere una belleza espectacular. Los almendros en flor, con sus variadas tonalidades blancas y rosadas, tienen un atractivo especial para fotógrafos, pintores y para todos los amantes de la naturaleza en general. Tanto es así que desde Alemania y otros países se organizan viajes a Mallorca tan solo para disfrutar del gran valor paisajístico de los almendros en flor.

El área principal de producción de almendra en la isla de Mallorca es la zona centro-oeste, destacando entre otros los municipios de Marratxí, Bunyola, Santa Maria, Sencelles, Lloseta y Selva. Esta zona debido al microclima que posee es la más productiva de Mallorca. También merece especial atención la zona sur-oeste y los municipios de Manacor, Sant Llorenç y Son Servera. No obstante los amendros están presentes en toda la isla.

El clima mediterráneo y un sistema de cultivo de secano confieren a la almendra mallorquina unas características únicas. Su sabor dulce, y un mayor contenido en proteínas, ácidos grasos e hidratos de carbono, hacen que este producto sea universalmente codiciado y utilizado en una gran variedad de productos alimenticios.

La cosecha de almendra se recoge entre finales de agosto y principios de septiembre. Hoy en día casi toda la recolección se hace mecánicamente mediante unas máquinas que poseen unas pinzas muy grandes que rodean el tronco y lo zarandean para que vaya cayendo el fruto maduro. Sin embargo, en Mallorca las explotaciones son muy pequeñas y todavía hay mucha gente que la recoge manualmente, golpeando las ramas con cañas.